viernes, 26 de febrero de 2010

Un país y un blog enfermo


Con un blog como con un hijo se puede hacer un reclamo similar: para qué se puso a traerlo al mundo si no es capaz de mantenerlo y criarlo. Qué colmo, mi pobre blog ha estado descuidado en las últimas semanas, en los últimos meses, tal vez. Tan enfermo anda que ahora cuando entra aparece una estúpida propaganda de no sé qué pendejadas. Si alguien tiene idea de cómo deshabilito eso le encargo me lo indique.
El asunto del descuido tiene que ver con haberme puesto a traer una hija al mundo y eso de ser súbdito incondicional y papá de esa niñita, no deja mucho tiempo para muchas otras cosas, pero no tienen idea de cuanto ha valido la pena. Pero prometo reivindicarme y ponerme pilas con los quienes pierden su tiempo paseándose por aquí.
Por ahora les dejo un fragmento de un artículo que publiqué en Universo Centro, un muy interesante proyecto periodístico que se está gestando en el corazón mismo de Medellín. Pueden leerlo online o reclamarlo gratis en cualquier rincón del centro de la ciudad.


Un país enfermo de SGSSS

(...) Siempre he insistido en que la Ley 100 es un esquizofrénico monstruo de Frankenstein. Al igual que la bestia creada por Mary Shelley, la atención de salud en Colombia es la suma de un montón de partes mutiladas que difícilmente pueden ser organizadas con coherencia. Por eso, es feo, ineficaz, se le ven las costuras, y aunque desee hacer el bien, le es imposible, porque la suma de sus partes lo hacen un engendro malévolo. Un buen amigo y salubristas cartagenero, Nelsón Albis, me lo dijo de una manera más elegante en diciembre pasado: “el sistema de salud nuestro segmenta las poblaciones y fragmenta las atenciones”. ¿Cómo así? Lo voy a explicar contándoles cómo esa terrible enfermedad llamada SGSSS mató a mi tía Emma.
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