martes, 25 de noviembre de 2008

Poeta: Andrea Cote

Este año me he reconciliado con la poesía. Hacía mucho rato que no leía un poemario completo. Leer más de un poema me saturaba, me producía algo de hostigamiento, casi de nausea. Además, preciso caían en mis manos algunos de esos libros tóxicos de adolescentes tardíos, que me causaban fuertes dolores de estómago.
Pero desde hace varios meses, nuevamente, el gusto ha renacido.
Desde hoy inaguro una nueva sección en este blog, donde invitaré periodicamente algún poeta con uno de sus poemas... con solo uno, por si alguien sufre la rara enfermedad que hasta hace poco yo padecía.
Hoy: Andrea Cote, excelente (y muy bella) poeta de Barrancabermeja, Colombia.



Llanto

Andrea Cote

María,
hablo de las montañas en que la vida crece lenta
aquellas que no existen en mi puerto de luz,
donde todo es desierto y ceniza
y es tu sonrisa gesto deslucido.

Allí es Enero el mes de los muertos insepultos
y la tierra es el primer cadáver.
María, ¿No recuerdas?,
¿No ves nada?
Allí nuestras voces son desecas
como nuestra piel
y se nos queman los talones
por no querer saber
de las casas incendiadas.

Hablo María
de esta tierra que es la sed que vivo
y el lecho en que la vida está enterrada.

Piensa niña,
en que esto no es vivir
y la vida es cualquier otra cosa que existe
húmeda en los puertos donde el agua sí florece,
y no es hoguera cada piedra.

Acuérdate, María,
que somos
pasto de perros y de aves,
hombres calcinados,
cortezas vacías
de lo que éramos antes.
¿De qué estás hecha? niña mía,
por qué crees que puedes coserle la grieta al paisaje
con el hilo de tu voz,
cuando esta tierra es una herida que sangra
en ti y en mí
y en todas las cosas
hechas de ceniza.
En nuestra tierra,
los cuervos lo miran a uno con tus ojos
y las flores se marchitan
por odio hacia nosotros
y la tierra abre agujeros
para obligarnos a morir.

Fotografia de Manuel Saldarriaga

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Andrea antes de nada permiteme que me presente, soy otro soñador que vive la vida soñando cada día con escribirla. No quiero enrollarme, solamente decirte que me ha parecido maravilloso el poema sobre María, simplemete maravilloso. Nada más